MURIÓ LA ACTIVISTA TRANS MAGALÍ MUÑIZ: UN POCO DE SU HISTORIA

A sus 60 años falleció la activista trans Magalí Muñiz, quien formaba parte del Archivo de la Memoria Trans, espacio que se encarga de construir y reivindicar la memoria del colectivo a través del hallazgo, recopilación y conservación de archivos audiovisuales.

Su historia no es un caso aislado, es una realidad del todo el colectivo travesti y trans. Es la evidencia de una necesidad urgente como la aprobación de una Ley de Reparación Histórica Travesti Trans. Magalí murió sin ser reconocida ni reparada, pero comenzó con sus compañeras un camino de lucha hacia esa conquista. Parte de esa lucha es reconstruir la memoria como lo hacía en el Archivo de la Memoria Trans.

Magalí Muñiz
Imagen del perfil de Istagram de @munizmag
La deuda de la democracia.

El guardia abrió la puerta del pabellón, me empujó hacia adentro y me dijo “es acá”. El lugar está apenas iluminado con unas lámparas que irradian una luz muy tenue. El pasillo largo, escoltado por las pequeñas celdas a los costados, desborda de gente que va de un lado a otro sin parar. ¡Ay Dios! ¿Qué hago yo acá? Espero encontrar a Titina, la amiga de la chica con la estuve en la comisaría antes de que me trasladen a este lugar. Es trans como nosotras. “Ni bien llegues a Olmos preguntá por ella y dale esta carta”, me dijo. Titina estaba presa por prostitución. Yo también, pero esta vez me enviaron acá por defenderme de tanta injusticia. Rompimos toda la comisaría con las chicas.

Magalí Muñíz comenzó su transición cuando tenía 12 años, en 1976, plena dictadura cívico-militar. Estuvo presa por primera vez a los 16 por ejercer el trabajo sexual y usar ropa femenina. Cuando llegó la democracia en 1983 creyó que sería libre, pero todavía quedaban los prejuicios sociales, la palabra autorizada de la ciencia y la medicina y todo un sistema heterocentrista y patriarcal que le daban a los Edictos Policiales una aplicación impune e incuestionable. Aquellas normas habilitaban a la policía a juzgar desde el prejuicio con el objetivo de prevenir el desorden en la vía pública. Los Edictos Policiales se convirtieron en herramientas de persecución por excelencia de personas trans durante la democracia. “En el ‘83 pensábamos que vendría la libertad, pero nunca llegó la democracia para nosotras”, cuenta Magalí, quien hoy tiene 59 años y es integrante del Archivo de la Memoria Trans (AMT).

Con la creación del Departamento de Policía de Buenos Aires en 1822, comenzaron a establecerse los Edictos Policiales. En palabras de la Antropóloga Sofía Tiscornia, estos “constituían una especie de sistema normativo y punitivo que funcionaba de manera paralela y relativamente independiente respecto del sistema que codifica la ley penal y que se encauza en el sistema judicial”. O sea, el jefe de la policía podía establecer normas que tenía que ver con la conducta en la vía pública como podían ser la ebriedad, el merodeo, entre otras.

En Capital teníamos los artículos 2°H y 2°F que te daban 21 días o 30 de detención en la cárcel de Devoto, peladas” —cuenta Magalí mientras se toca el pelo. “En provincia no te mandaban a la cárcel pero te tenían en las comisarías, si el juez era un hijo de puta te podía dar hasta 120 días”. Los artículos a los que hace mención Magalí corresponden al Edicto que establecía como ilícito de “encontrarse con un sujeto pervertido en compañía de un menor”, tal como se expone en el libro Historia de la homosexualidad en la Argentina de Osvaldo Bazán. Se incorporaron, entonces, disposiciones específicas que criminalizaban a las personas trans. El artículo 2°F permitía la detención por “exhibirse en la vía pública vestidos o disfrazados con ropa del sexo contrario”, y el 2°H hacía referencia al delito de “incitarse u ofrecerse al acto carnal en la vía pública”. Así lo cuentan Lohana Benkins y Josefina Fernández en La gesta del nombre propio.

En el pequeño patio interno del departamento donde funciona el AMT, Magalí deja salir sus palabras con el humo del cigarrillo y vuelve al pasado para recuperar un pedacito más de historia. Justo en este lugar que se encarga de construir y reivindicar la memoria del colectivo a través del hallazgo, recopilación y conservación de archivos audiovisuales. “La situación empeoró porque en los ‘80 empezaron a salir muchas chicas trans y trabajábamos en distintos lugares. En dictadura se trabajaba en todo el bajo del Libertador, desde San Fernando hasta Vicente López. Después nos pasamos a las calles de adentro porque había jardines y la zona era oscura, por lo que si veíamos algo raro teníamos tiempo para correr y escondernos. Más tarde pasamos a lo que se conoció como la Gran Panamericana y ya éramos un montón”.

Es fácil imaginar todo lo que describe Magalí: los parques oscuros y llenos de árboles al costado de la autopista que les permitían esconderse y escapar de la policía, los enfrentamientos cuando decidieron defenderse, las travas dando vuelta un patrullero, las revueltas en las comisarías. “Nosotras, sin saber, hacíamos activismo antes del activismo. Es loco, porque lo hacíamos en busca de libertad, de comodidades, para que nos den comida. Armábamos quilombo dentro y fuera de la comisaría. Cuando empezamos a defendernos en la calle, al principio zafábamos todas, pero después empezaban a venir más policías y mucho más preparados; tipo comando. Aparecían de todos lados. Algunas se escapaban y otras no”. Después de uno de esos enfrentamientos y posteriores revueltas en la comisaría, Magalí fue trasladada a la cárcel de Olmos donde le raparon la cabeza y la metieron en un pabellón de “maricas” durante ocho meses.

La feroz persecución hacia las personas travestis y trans queda evidenciada con lo que se conocía, en el ambiente, como La Cárcel de Munro. Era una comisaría de aquella localidad bonaerense que ya no se utilizaba debido a una fuga de presos que se dio por aquellos años. Este lugar, se había convertido entonces en una cárcel “clandestina” para travestis. “Todas las que levantaban en la zona de Panamericana iban a parar a Munro. Era un calabozo un poco más grandecito que esto —dice Magalí mientras estira sus brazos revelándome el tamaño del pequeño patio interno donde estamos conversando—, y ahí pasábamos días enteros”.

La prisión y la comisaría no eran las únicas instituciones punitivistas donde se castigaba a las travestis. “Vos estás loco” le dijo una vez un juez a Magalí y la mandó al Melchor Romero, donde asegura no haberlo pasado tan mal en comparación con la cárcel ya que vivía bajo efecto de los fármacos.

La historia de Magalí no es un caso aislado, es una realidad del todo el colectivo trans. Marlene Wayar, psicóloga social y activista trans, reflexiona sobre esto: “No hemos sido violentades de manera individual, hay una forma sistemática y con un eje fundamental a visibilizar, que es nuestra identidad travesti trans”. En su análisis responsabiliza al Estado como perpetrador de esta violencia. “Nosotras como grupo tenemos un promedio de vida de 35 años, claramente nos están eliminando. Hay una frase que me parece muy clara que es que ‘seguimos caminando sobre el país porque seguimos naciendo’, no es que este país no sea exitoso en eliminarnos”, sentencia Marlene.

En 40 años de democracia algunas cuestiones han cambiado y, gracias a la lucha de la comunidad LGBT, los gobiernos constitucionales han accedido a ampliar ciertos derechos como el Matrimonio Igualitario o la Ley de Identidad de Género en 2012, acontecimiento que, junto a la supresión de los Edictos en 1998, marcó el comienzo de la democracia para las personas trans, según la mirada de Magalí. Pero Marlene va más allá y plantea que la verdadera igualdad se dará cuando las personas trans tengan la “posibilidad de gestionar sus propias vidas en autonomía”. La violencia contra el colectivo se vive en todos los niveles de la sociedad y no es meramente institucional. “Tengo un cementerio en la cabeza”, expresa Marlene en referencia a sus compañeras muertas.

> TE PUEDE INTERESAR:  CRIS MIRÓ: LA ARTISTA TRANS TENDRÁ SU SERIE BIOPIC

COMPARTIR EN:

¿Te gustó nuestro contenido?

Ayudanos a seguir creciendo

¿Te gustó nuestro contenido?

Ayudanos a seguir creciendo

LO MÁS VISTO:

SE CONOCIÓ QUIENES ESTARÁN A CARGO DEL CIERRE MUSICAL DE LA MARCHA DEL ORGULLO LGBTIQ+

PRIMERA MARCHA AFRO CONTRA EL RACISMO, LA DISCRIMINACIÓN RACIAL Y LA XENOFOBIA

FÚTBOL FEMENINO: SAN LUIS FC NO RECIBIRÁ APOYO ECONÓMICO DEL GOBIERNO DE LA PROVINCIA

SEGUINOS EN REDES:

TE PUEDE INTERESAR

Deja un comentario